Por: Idolkis Arguelles Berdión Foto: Tony Pupo
Los colosales esfuerzos que despliega la Mayor de las Antillas en
materia de sanidad para con sus conciudadanos y otros pueblos del mundo son
reconocidos por la
Organización de Naciones Unidas que otorgó recientemente a
Cuba la presidencia de la
Asamblea Mundial de la Salud en su 67 edición, a sesionar del 19 al 24
de mayo próximo en Ginebra.
La Isla exhibe indicadores exclusivos de países
desarrollados, tal como sucede con la tasa de mortalidad infantil lograda en
2013 de 4,2 fallecidos por mil nacidos vivos, dato que significa como la
estadística más baja del continente americano, incluso de naciones como Canadá
y Estados Unidos. Es plausible, además, la tasa de mortalidad materna de 21 por
100 mil, entre las más bajas de América Latina.
Cuba prácticamente ha cumplido todos los Objetivos de
Desarrollo del Milenio, ofreciendo atención
y asistencia médica de calidad, gratuitamente, pero, si de avances tendríamos
que mencionar resultados, no podemos dejar de decir la repercusión de las
acciones que ha desplegado con la comunidad Internacional.
Desde 1963, mediante la colaboración médica, ha
prestado su ayuda solidaria a 103 países, con más de 130 mil trabajadores de la
salud. En tal sentido, son relevantes el Programa Integral de Salud, la Operación Milagro
contra la ceguera, el Programa de aplicación de Heberprot-P o el de formación
de recursos humanos mediante el proyecto de la Escuela Latinoamericana
de Medicina, entre muchos otros tantos.
Por primera vez la Isla tiene ante sí la responsabilidad de encabezar
los destinos de la Asamblea Mundial
de la OMS,
momento para potenciar el enfoque preventivo que desarrolla eL Ministerio de Salud
Pública de la nación caribeña ante los actuales desafíos de la salud humana. La
promoción de salud acompaña al desempeño profesional frente a pandemias como el
SIDA, la Tuberculosis
o la Diabetes
Mellitus, lo que ha garantizado una concientización paulatina
por parte de la población, acerca de la necesidad de desarrollar hábitos y
prácticas de vida saludables.
La
Organización Mundial
para la Salud
es reconocida como el máximo órgano para atender esta esfera perteneciente al
sistema de las Naciones Unidas y congrega a 197 países. La misma está encargada
de gestionar políticas de prevención y de enfrentamiento a los principales
problemas sanitarios a nivel global; de ahí la importancia que le concede Cuba
al hecho de ser elegida para ocupar la presidencia de la Asamblea 67.
Cuando la población mundial sufre enfermedades,
todavía, que a la luz de siglos fueron ya erradicadas en la Mayor de las Antillas como la Poliomelitis, por
solo citar un ejemplo, tendrá lugar la Asamblea de la OMS; momento para ratificar la voluntad política
del Estado Cubano de continuar trabajando intensamente a favor de la calidad de
vida del pueblo y su vocación solidaria de colaborar con los recursos humanos
necesarios, altamente calificados, en diferentes partes del orbe. Precisamente,
a aunar esfuerzos en esta materia, mediante la integración regional, será el
llamado de las autoridades que presidirán la ya histórica reunión.
Falta mucho por hacer en los distintos continentes
cuando se trata de salud humana, es lamentable ver morir a millones por
enfermedades que hoy son prevenibles, unidos en la pobreza y la desatención; y
al mismo tiempo, observar impunemente cómo el gobierno de los Estados Unidos
veda la comercialización de medicinas y equipos médicos con Cuba, imponiendo
feroces castigos a quienes intentan romper el genocida bloqueo, económico,
financiero y comercial. Es importante trabajar con objetividad en cada proyecto
de salud a escala mundial, pero resulta vital el empeño de las autoridades
gubernamentales de cada nación.
Sin lugar a dudas, la presidencia cubana de la Asamblea Mundial
de la Salud
constituye un reconocimiento a los esfuerzos y resultados de la Isla en este sector
priorizado, que desde el triunfo de su proyecto social, el primero de enero de
1959, reconoció como primer derecho de sus paisanos el de la vida.
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