Por:
Idolkis Arguelles Berdión Fotos: Tony Pupo
Saraís Torres Rodríguez disfruta de su pequeña,
acariciarla parecía imposible aunque nunca le faltó el sueño, hecho realidad
hoy gracias a la intervención de la denominada Reproducción Asistida.
“Estoy muy feliz por haber logrado mi embarazo”, me
comenta emocionada esta guantanamera de 38 años de edad y con varios de casada.
“Comencé la consulta de infertilidad hace dos años al
ver que se me alejaba en el tiempo la posibilidad de tener a mi bebé. Fui muy
pero muy disciplinada en cuanto a todo el tratamiento, los chequeos y análisis
que me mandó el doctor Ángel Ramos, a mí y a mi esposo. Tenía la prolactina
alta, la que me trataron con medicamento y en el primer mes que inicié dicho
tratamiento salí embarazada, puntualiza.”
La prolactina
es una hormona que puede producir ciertos problemas de infertilidad y tiene un papel fundamental en la lactancia materna,
que junto a otras hormonas, participa de manera importante en el ciclo ovulatorio, estimulando el
crecimiento y desarrollo de las glándulas
mamarias durante el embarazo y el período de la lactancia. Es producida
por muy diversos factores, entre los que están los fisiológicos, los derivados del uso de medicamentos, los psicológicos
y los funcionales.
Justamente la
prolactina alta o la hiperprolactinemia, es una de las tantas dolencias relacionadas
con la infertilidad que encuentra solución desde 2010 en Guantánamo,
gracias a la implementación del Programa de Atención a la pareja infértil y que se fortalece actualmente con
la puesta en marcha de un moderno Centro de Fertilización Asistida, en el
Hospital provincial General Docente “Dr. Agostinho Neto”, que permitirá
realizar el procedimiento de la inseminación artificial.
El doctor Ángel Ramos Casamayor, Jefe del Programa en
la más oriental de las provincias cubanas explica que “la institución cuenta
con locales de toma de muestra, laboratorio de extracción para hacer análisis
de química sanguínea, para realizar exámenes hormonales y hacer preparación del
semen.”
“Contamos con dos áreas para hacer inseminación
artificial, local de ultrasonido y consulta multidisciplinaria, donde además de
los dos médicos obstetras radican el urólogo, la psicóloga y el endocrino,
porque a veces la infertilidad, o generalmente, es multifactorial.”
Cada año es creciente el número de personas beneficiadas
con el Programa de Atención a la pareja infértil. Durante el 2013 llegaron
hasta la consulta provincial 249 parejas, reportándose 30 embarazos con 26
partos y en lo que va del presente ya han acudido unas 153 y han tenido lugar
cuatro nacimientos. Es en este nivel (segundo) donde se trata toda la infertilidad
masculina y la femenina cuando depende de trastornos en la ovulación o por
problemas en las trompas de Falopio.
En los diez municipios del territorio existen
consultas especializadas para la atención a la pareja infértil, con personal
adecuadamente adiestrado y el equipamiento necesario; por lo que “el primer
nivel constituye un elemento importantísimo en la evaluación de quienes deben
venir hasta el Centro provincial”, enfatizó el directivo.
Los resultados que hoy exhibe el Programa de Atención
a la pareja infértil es una apreciada contribución a la tasa de natalidad del
país, ha consolidarse mucho más, con la presencia de la nueva institución de
Salud.
Guantánamo se suma a los territorios orientales de
Santiago de Cuba y Holguín, favorecidos con los servicios del recién estrenado
Centro; y de esa manera, solo se trasladarán hasta la última de las provincias
mencionadas, los casos que demanden la intervención de técnicas de alta
tecnología.
“Estamos hablando de fertilización in Vitro o de
ICSI, o sea, de Inyecciones Intracitoplasmática de espermatozoides. Van hasta
allá las que no resuelven con estimulación hormonal”, aclara.
“Unas 12 parejas han recibido tratamiento en el
Centro de Referencia Territorial de Holguín”, apunta.
El nuevo Centro de Fertilización Asistida en
Guantánamo abre un camino a favor del sueño de mujeres que como Saraís Torres
Rodríguez, parecía haber perdido la esperanza
de acurrucar en su seno una nueva vida, con nombre de niña y que agradece sin
saberlo con el llanto soñado, tantas veces, por la nueva madre.