Por:
Idolkis Arguelles Berdión
Cuando la palabra ha decir mujer, compañera, heroína,
tu nombre se levantará sobre las cumbres, las misma cumbres que coronaste con
tu impronta y regaste con el amor
guerrillero.
Cuando el destello de luz logre superar la distancia
y la presencia a la vez que dejaste, entonces podrá equiparar la grandeza de tu
sencillez y empuje.
Acero y miel conjugan como ingredientes perfectos de tu
personalidad, como cubana y santiaguera que caló hondo en el corazón de tu
pueblo.
Vilma Espín Guillois, eres flor, paloma bravía
sinfín. Hiciste tuya la obra revolucionaria desde los mismos inicios,
construyéndola con tus propios esfuerzos, con esa lealtad a Fidel y a la vida
fecunda que derrochaste con tu obra de mujer, abriendo paso a la inclusión
social de tus semejantes, en defensa de sus derechos y a favor de la juventud y
la niñez.
Para quienes te conocieron te recuerdan infinitamente
humana, con un halo especial, que no daba espacio alguno a la debilidad,
bordando con puntas de coral la justeza de lo extraordinario pero sencillo,
levantada día a día con la fuerza de tu ejemplo.
Para los habitantes del extremo oriental cubano tu
presencia permanente fue motivo de incentivo y constancia. Desde los tiempos de
la lucha clandestina como Alicia, Mónica o Déborah, convertida más tarde en
Mariela, la valiente y eficaz combatiente rebelde: la legendaria guerrillera
del II Frente Oriental Frank País, y hasta nuestros días como la eterna Presidenta
de las federadas cubanas.
Vilma renaces en tu 84 cumpleaños, en la sonrisa del
niño, en el surco cautivo del sudor de manos de mujer que entregan todo, en las
que curan el alma y el cuerpo con sus andares por los cerros, los páramos,
hacia el centro del combate o en la esencia de los pueblos que van ocupando su
espacio, cansado ya de tanta dominación. En la juventud pujante, en la alegría
del amanecer, en la voz del arte que regala la supremacía del espíritu.
Estás aquí, viva, junto a tu pueblo porque nunca te
has ido, para continuar abriendo camino por
el pleno y real ejercicio de la igualdad de género y la formación de las nuevas
generaciones libres de prejuicios, de la niñez y juventud, continuadores del
presente y el mañana.
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