miércoles, 16 de abril de 2014

Girón, la victoria que marcó por siempre nuestro destino




Por: Idolkis Arguelles Berdión


Las largas horas de angustias y valor desafiante no se olvidan jamás, y Girón fue eso, derroche de estoicismo ante una invasión mercenaria, pertrechada de armamentos y odios viscerales al servicio de la CIA contra una Revolución recién triunfante que avanzaba, a pesar de los insultos y amenazas constantes procedentes del Imperio.
El plan perpetrado desde los Estados Unidos, con el apoyo de países lacayos a su servicio, tenía como objetivo liquidar a la Revolución Cubana y tuvo su nacimiento en la conocida Operación Pluto, aprobada por el presidente Eisenhower en la lejana fecha del 17 de marzo de 1960; el tiempo transcurrido da fe de que fue el proyecto más poderoso jamás organizado por la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos contra una nación. Un ejército de exiliados sería reclutado, entrenado y equipado en Guatemala; un frente político y organizado que encontraba su justificación teórica para desaparecer a la obra revolucionaria expuesta en el Libro Blanco; y sobre todo, para ocultar la mano enmantada de sangre de los Estados Unidos de América contra Cuba.
No por casualidad se hizo latente la combinación atroz de guerra psicológica y subversión interna, desinformación al pueblo, infiltraciones, abastecimientos de armas, explosivos y medios de comunicación, mientras que desde oficinas ubicadas en Washington se elaboraban los planes de propaganda encaminados al ablandamiento psicológico del pueblo cubano.
El 7 de octubre de 1960 el canciller cubano Raúl Roa denunciaba en la ONU los preparativos de una invasión a Cuba y no sería hasta el 14 de marzo de 1961 que la CIA y el Pentágono seleccionarían a Bahía de Cochinos como punto de desembarco de la invasión.
El 15 de abril de 1961 aviones tripulados por mercenarios y con insignias cubanas, bombardeaban  aeropuertos cubanos en La Habana y Santiago de Cuba, provocando muertes pero al mismo tiempo activando al pueblo para la defensa de su cielo.
Al día siguiente, al despedir el duelo de las víctimas del bombardeo, y ante una inmensa ola humana vestida de milicianos armados, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz proclamó el carácter socialista de la Revolución y declaró el estado de alerta, comprendiendo que la acción del día 15 era el preludio de la invasión.
El  17 de abril arribaba por la Ciénaga de Zapata la brigada mercenaria 2506, conformado por personal directamente vinculado al régimen de Fulgencio Batista: 194 ex militares y asesinos de la dictadura, 100 latifundistas, 24 grandes propietarios, 27 caza tenientes, 112 grandes comerciantes, 35 magnates industriales, 179 personas de posición acomodada, 112 elementos antisociales. El pueblo, el Ejército y las Milicias se movilizaron e iniciaron horas de duro combate contra el enemigo.
La victoria, trasciende para los cubanos como uno de los acontecimientos más relevantes de la Patria y a 53 años resurge como aquel trozo de historia, aún presente, donde por primera vez se derrotaba en América al ejército más poderoso del hemisferio occidental y se alcanzaba el laurel militar e ideológico que desde entonces corona nuestros esfuerzos y batallas.
Corrían las cinco y treinta de la tarde del 19 de abril de 1961 y el pueblo, vestido de verdeolivo, con su líder indiscutible al frente: Fidel, rindió en menos de tres días a los invasores. Fue en las arenas de Playa Girón donde el atardecer se transformó en el alba que brilla hasta nuestros días, con el sacrificio de ciento de miles que construyen el presente y porvenir. Las Fuerzas del Ejército Rebelde y las Milicias Nacionales Revolucionarias tomaban por asalto las últimas posiciones que las fuerzas enemigas habían ocupado en el territorio nacional.
Los combatientes muy bisoños en aquel entonces hoy peinan canas y cuentan de sus experiencias a las nuevas generaciones, con la certeza de que la victoria marcó por siempre nuestro destino. Y es así, el espíritu de combate y de confianza en el triunfo son indelebles, nos acompañan en cada tarea, en cada sueño por hacer realidad, en el debate actual que convida al reanálisis de nuestra realidad económica y social dentro de la unidad que nos legó también la Victoria de Girón.
Quienes vivieron momentos de la epopeya refieren que más de 150 combatientes revolucionarios murieron y varios civiles fueron asesinados por la aviación de los invasores, y que los más de 1 200 prisioneros fueron entregados e intercambiados después por medicinas y alimentos para los niños de Cuba. Es por ello que Girón no puede quedar absorto en el devenir de los años transcurridos, y por lo contrario, reverdece en los nuevos tiempos, en su pueblo, hacedor principal de su victoria y enseñanzas.





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