viernes, 6 de marzo de 2015

La danza de la vida frente a la muerte.



Por: Idolkis Arguelles Berdión        
Fotos: Cortesía de Dr. Leonor Fernández Fernández

Asombra y enaltece. Las palabras quizás no logren definir en toda su magnitud el acto generoso que multiplica el prestigio del personal médico cubano que desde la lejana África Occidental enfrenta la epidemia del Ébola.
Y no podía ser de otra manera, se hace común que la humildad, entereza y solidaridad de la Medicina de este archipiélago redentor, escriba, a través de sus profesionales y técnicos, historias de amor y estoicismo, salvando vidas, repartiendo el pan de la salud para todos por igual en intrincados parajes del mundo, incluso hasta en situaciones de desastres, no importa las que sean.
Así lo demuestra diariamente el Contingente Internacional de Médicos Especializa­dos en Situaciones de Desastre y Graves Epi­demias, Henry Reeve, propuesto como candidato al premio Nobel de la Paz 2015, en reconocimiento a su indeleble huella humanista a favor de los más necesitados; al que pertenece el doctor guantanamero Leonardo Fernández Fernández, especialista en Medicina Interna e Intensivista, quien se encuentra laborando desde los mismos inicios de la colaboración cubana en Liberia y accedió a mi insistencia, vía facebook, con descomunal sencillez y la única observación de que “por favor, hiciera mención de todos los que hacen realidad la gigantesca empresa que desafían diariamente por el ser humano.”.
Un trozo del pasaje de la danza o ritual de la vida frente a la muerte, que practican cada uno de nuestros colaboradores, nos llega desde esa nación, la que quiero compartir con ustedes.
Cada detalle contado por el coterráneo se dibuja como aquellas legendarias historias de espartanos, que trascienden hasta hoy como los soldados más disciplinados, entrenados y temidos de la antigua Grecia. Solo, que el área del combate resulta quizás mucho más adversa, algo así como un monstruo aparentemente “invisible“, pero que muestra implacablemente y como trofeo su arma letal, la pérdida de vidas humanas. Es entonces preciso trastocar tal invisibilidad con cuerpos bien protegidos y adecuados modos de actuación.
“El Ébola es real, que hay que detenerlo y evitar su expansión, por ti, por nuestros seres queridos, por nuestro pueblo, por la humanidad toda”, comenta el avezado galeno con algo más de 35 años de desempeño profesional. 

La jornada de trabajo.
El día a veces parece no terminar, creo yo desde acá, en este mismo instante en que escribo estas líneas, deuda todavía no saldada por la esperanza de los que parecían estar condenados por siempre a la soledad y cuentan hoy con una mano generosa, amiga. Sin embargo, no hay un ápice de derrotas o quejas maltrechas.
No hay tiempo que perder, la luz del amanecer y el oscuro velo de la noche se conjugan rozando al desamparo de las almas y se lanza estrepitosamente contra una batalla voraz de incalculables sacrificios contra la muerte y por la vida. La convicción y el amor superan el más cruento de los obstáculos. Es preciso estar atentos. El embrujo de la añoranza arrecia pero no puede dejar espacio al descuido.
La asistencia médica por parte de los cubanos (unos 54) transcurre en el denominado Ministerio de Defensa, Primera Unidad de Tratamiento al Show (ETU), en estrecha cooperación con trabajadores de la Unión Africana y liberianos sobrevivientes de Ébola. Los primeros conforman grupos mixtos para el desempeño especializado con el personal cubano; los segundos constituyen un valioso personal de acompañamiento en todos los procesos, son los encargados además de guiar la salida del personal médico desde el área de prestaciones de los servicios de salud. Aunque no directos en la asistencia, si apoyando con recursos financieros y materiales, hay un grupo Suizo. De Guantánamo son 5: el entrevistado, los enfermeros Lázaro de la Cruz y Eddie Rodríguez, de Baracoa; Omar Coy, de Caimanera y Eduardo González, de Niceto Pérez. 

“En una construcción de madera, zinc y lona, diseñada por Estados Unidos y financiamiento de la USAID, con unas 100 camas tiene lugar la danza. Hay dos áreas diferenciadas: la verde, donde están las estructuras básicas de apoyo, con cercas y delimitación precisa para el movimiento separado de pacientes y trabajadores; y la roja, compuesta por 3 naves con camas y cubículos separados, en un flujo continuo, donde no es posible retroceder bajo ningún concepto, de altísimo riesgo. Primera: SOSPECHOSOS, Segunda: PROBABLE y Tercera: CONFIRMADOS.“
 
Mi interlocutor me asegura que los colaboradores laboran en tres turnos: “de 8 a 4pm,  4pm a 10pm y enfermería otro de 10pm a 8am. En la mañana se da información de todos los pacientes, oral, en pizarras escritas y 2 historias clínicas gemelas, una dentro, otra fuera, “porque nada de lo que entra puede salir.“
“El tiempo dentro, no más de 2 horas, puede llegar a las 3, se sale cuando todos están vistos y arreglado todo. Una vez fuera hay que transcribirlo todo en la HC gemela, y se queda uno a que salga el primero y a este con todo el disfraz puesto aun, sudado, ya ansiosos por salir, se le dicta a 3 metros de distancia y a través de las cercas de delimitación los datos necesarios. Cada turno hace lo mismo, son 5 entradas en el día.“

Liturgia del vestirse y desvestirse.
En el vestirse y desvestirse, para entrar y salir del área caliente donde están los enfermos de Ébola, andan las reservas más seguras de no infectarse con el mortal virus. La prudencia y disciplina son elementales para evitar cualquier riesgo. Es todo un culto, un ritual, que al menor fallo le va la vida a quien incurra en el más mínimo descuido, y hasta pone en peligro de contagio a todo un grupo. 
La sabia colectiva, tal como la más poderosa de las armas se esgrime, golpea y suma día a día un pedacito para la victoria final: vencer la epidemia; y hacerse protagonistas de uno de los compromisos contraídos con el pueblo cubano, el de regresar salvos a la Patria  con el cumplimiento de la tarea encomendada.

“A la entrada todos juntos, velando a todo el mundo, alertándonos de lo que pueda quedar mal, y sobre todo, que no quede ni un milímetro de piel descubierta. “
La hermandad se levanta como guerrera y vence los posibles barreras del idioma. Los compañeros liberianos, siempre una pareja, esperan al salir del sitio de trabajo a cada uno de los colaboradores que combaten la epidemia de Ébola; van recordando paso por paso cómo desvestirse, es una ayuda inestimable.
“Nos dicen en español: now la caputa (capucha), lavar nano, no tochin (no toques), bien, ¡calma!“, cuenta el especialista guantanamero.

Salvar vidas, la razón que ocupa.  
En la ETU, nos dicen en español algunas palabras. La más repetida es "gravies", dice el médico internacionalista por varias ocasiones, como parte del Contingente Internacional de Médicos Especializa­dos en Situaciones de Desastre y Graves Epi­demias “Henry Reeve.” Mi cabeza, a miles de distancia, trata de imaginar lo difícil que será para el personal que allí labora, enfrentar la situación y no ceder. Cuando salvar vidas es la razón que ocupa, y en ocasiones resulta imposible arrancarlas de las garras de la muerte.

La fe en  la victoria impulsa el espíritu de la brigada médica cubana en Liberia. Es encomiable el trabajo, de todos, porque todos son imprescindibles, mas los enfermeros…, “nuestros aguerridos enfermeros son los que están llevando el mayor ritmo de trabajo en la ETU. Son unos leones”, asevera el doctor Leonardo.

“Solidaridad y amor son nuestras armas de combate. Con esos principios hemos enfrenado estos meses difíciles y riesgosos. El apoyo, solidaridad y amor brindados por todos los amigos de las redes sociales han sido la fuente de energía y compromiso de todos nosotros”, leí en una publicación que hace unos día hizo en su muro de Facebook el galeno guantanamero. ¡Cuánto valor, cuánta sencillez y qué voluntad tan profundos! La danza de la vida frente a la muerte no se amilana y vuelve a ejecutarse, una y otra vez, como presentación perfecta de los ideales y convicciones cultivados por la Revolución liderada por Fidel, en la gente común que con su andar la hacen gigante.

El agradecimiento eterno.
Cuando la perfidia se ensancha ante el actuar inconsciente de las grandes potencias en busca de más riquezas y en detrimento de la vida humana, el mundo, no solo es capaz de     asombrarse ante el actuar humanista de quienes combaten el Ébola sino que declaran su confianza en el personal médico cubano. Así lo han manifestado importantes personalidades de Libera, incluyendo al director del Ministerio de Relaciones Exteriores, quien ha expresado personalmente su gratitud por la presencia de la brigada de la Isla.
“Ustedes han devuelto la esperanza perdida a mi pueblo, expresó el dirigente en un encuentro con los galenos, apenas cuando se preparaban para iniciar las prestaciones en la ETU.
A pesar del escaso transitar en las calles, los liberianos encuentran la manera de agradecer la presencia de los médicos cubanos.

“Cuando vamos al hotel o al mercado, los autos paran para que pasemos, es una manera muy peculiar de demostrar su afecto”, comenta.
Funcionarios de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que impartieron entrenamiento al personal del archipiélago, durante la segunda y tercera fases, reconocieron públicamente el alto nivel de preparación profesional y organización del grupo. Colaboradores y ayudantes de otras naciones, y del propio país, agradecen a los compatriotas.
“Un amigo liberiano, que estudió Deportes en Cuba y se convirtió en profesor del Inglés del personal cubano, no encontraba la forma de retribuir nuestra atención para con sus coterráneos”, asegura el doctor Leonardo.

Y el tiempo.
El tiempo transcurre en Liberia, ya suman meses de la presencia del Contingente Internacional de Médicos Especializa­dos en Situaciones de Desastre y Graves Epi­demias, Henry Reeve. Pesa no solo la distancia geográfica, la añoranza por la familia y el calor de su gente, espléndida y solidaria; el trabajo alcanza y desborda los esfuerzos pero nunca ha faltado la voluntad de empezar, una y otra vez, de continuar sin descanso la lucha contra un monstruo que ha arrancado a miles la vida, que ha obligado adoptar medidas extraordinarias de protección.
Poco a poco se va venciendo la muerte causada por un virus que retó, por momentos, la inteligencia y capacidad humanas. La normalidad en la capital de la lejana nación africana, donde se encuentra todavía mi entrevistado, vuelve gradualmente, y una nueva página gloriosa escribe la Medicina Cubana, con el concurso de fuerzas movilizadas por la OMS. 

La danza de la vida frente a la muerte marca con precisión cada paso; la vida de un ser es el don más preciado, y por ella, no habrá esfuerzo suficiente realizado. Como un pas de deux, perfecto, nuestro personal de Salud se bate con la muerte, asestándole un golpe invicto. 
La resurrección de la esperanza llega al pueblo liberiano, la danza de la vida se enfrenta a la muerte, y vence.



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